Vigo, 27 de noviembre de 2014
Hola a todos los alumnos, profesores, resto de personal y hermanas del Colegio del Niño Jesús de Vigo.
Había una vez… una muchacha llamada Julia Avoro. Algunos pensaban que, para su desgracia había nacido en un país, Guinea Ecuatorial, rico en recursos pero en donde su población sufre gran pobreza. Ella estaba convencida que su poblado Mokom, en medio de la selva, era lo más maravilloso que existía en la tierra. No tenía muchos medios para poder estudiar, pero asistía feliz al Colegio de La Milagrosa que había en su poblado y aprovechaba su tiempo para formarse y así soñar que en un futuro podría ayudar a su pueblo a mejorar.
En la otra parte del hemisferio había un colegio llamado Niño Jesús de Praga, de Vigo donde todos sus alumnos disfrutaban de la posibilidad de estudiar de forma más o menos gratuita. Tenían todo lo que Julia podría imaginar para su centro escolar y gran interés por ayudar a otras personas que como ellas están en edad de llevar adelante sus estudios pero tienen menos recursos que ellos. Así fue como estos jóvenes, poniendo toda su imaginación al servicio de quien necesitaba su ayuda, decidieron ayudar a una joven que vivía en Guinea Ecuatorial.
Pronto se dieron cuenta las dos partes, Julia y los alumnos del Niño Jesús, que eran más las cosas que les unían que aquello que les separaban. No solo su interés por estudiar y formarse, sino una misma devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa que también les unía en un movimiento JMV para profundizar en su mensaje; un carisma común, es decir, una forma de vivir, el que habían inspirado Vicente de Paúl y Luisa de Marillac; preocupación por el medio ambiente, en fin, muchas cosas que hacían que unos dedicasen su tiempo y habilidades para recaudar dinero y así pagar una beca a Julia y ella respondiese con su esfuerzo y ganas de aprobar el curso aunque las dificultades de su vida no siempre la ayudasen en ese empeño.
Hoy yo soy la voz de Julia para deciros GRACIAS de corazón, por todos vuestros pequeños esfuerzos que se han convertido en esta ayuda monetaria, pero también en una preocupación por aquellos que son empobrecidos por el egoísmo de algunos. De cada uno de nosotros dependerá el que el mundo mejore. No esperemos que otros lo hagan, cada uno aportemos lo que esté en nuestras manos y así lo conseguiremos.
En nombre de todo el equipo de animación misionera de la provincia de Gijón, GRACIAS.
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