Objetivo Plan Marco

Queremos anunciar, de modo renovado, la novedad transformadora de la Buena Noticia de Jesús a toda la comunidad educativa, desde el carisma vicenciano, como proyecto de vida personal y comunitario, y como un compromiso por la justicia y con los más pobres.




miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cuento: Las semillas

Un padre que iba a emprender un largo viaje reunió a sus tres hijos. Cogió  una  pequeña cajita que  contenía  tres  semillas,  y dio una a cada hijo diciéndoles: “Todo lo que les pase a ellas, os pasará a vosotros”. Y diciendo esto se despidió. Los tres hijos no entendieron nada. Pensaron que no sabía lo que decía. Cada uno guardó la semilla y se marchó a su casa.


El hermano  mayor puso  su  semilla  en un frasco de cristal colocándolo en el lugar más importante  de su  casa. Cada  vez que  lo veía, recordaba  a  su  padre. Al hermano mediano  se  le  perdió  la  semilla  por el camino a casa y  no se  preocupó mucho  de buscarla. El hermano menor, tuvo curiosidad por saber qué tipo de semilla le había dado su padre antes  de morir.  Buscó una  maceta, preparó  la  tierra,  y  la  plantó con todo  cuidado.  Después de muchos cuidados, creció una rosa roja. Fueron pasando los años y, sin saber cómo, a cada hermano le iba ocurriendo lo mismo que le  pasó  a  su  semilla. El  hermano mayor, que había guardado la semilla en una caja, permaneció solo y aislado para siempre. No disfrutaba de la compañía de sus amigos. El hermano mediano, que perdió la semilla se perdió en medio de la selva cuando estaba haciendo  un  viaje  de vacaciones.  Nunca  más  se  volvió  a saber de él. En cambio, al hermano menor las cosas le fueron muy bien. Se  dedicó  a  lo  que más  le  gustaba,  la  pintura.  Hizo muchos  cuadros  y  fue  conocido en  todo  el mundo por lo  bien que pintaba. Sus obras de arte se podían ver en los mejores museos. Todas ellas  estaban  firmadas  con una  pequeña  rosa roja dibujada  en un extremo.
El hermano menor fue el único que cultivó su semilla, Y por este motivo le ocurrió lo mismo que le pasó a ella: floreció.

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