Objetivo Plan Marco

Queremos anunciar, de modo renovado, la novedad transformadora de la Buena Noticia de Jesús a toda la comunidad educativa, desde el carisma vicenciano, como proyecto de vida personal y comunitario, y como un compromiso por la justicia y con los más pobres.




lunes, 27 de abril de 2020

Oraciones 27 al 30 de abril



¡¡¡ FELIZ PASCUA !!!
Cada día empieza la jornada escolar en nuestro colegio con la oración de la mañana. Dejamos este enlace con propuesta de oraciones para este tiempo pascual en el que estamos.
En esta tercera semana de Pascua recordamos el pasaje de Emaús, en el que Jesús se aparece a dos discípulos en el camino y lo reconocen por sus gestos. Sus corazones arden a su lado. Jesús está muy presente en estos días en nuestras vidas. Tenemos que abrir la mirada porque como dice Saint Exupery en "El Principito": "Lo esencial es invisible a los ojos".




lunes, 20 de abril de 2020

Oraciones 20 al 24 abril

¡¡¡ FELIZ PASCUA !!!


Cada día empieza la jornada escolar en nuestro colegio con la oración de la mañana. Dejamos este enlace con propuesta de oraciones para este tiempo pascual en el que estamos.
En esta segunda semana de Pascua recordamos en el Evangelio que Jesús tras su Resurrección da un mensaje a Tomás y a los discípulos en la casa: "PAZ A VOSOTROS". Estas palabras también nos las dirige hoy en nuestra situación especial de incertidumbre en nuestras propias casas: PAZ, CONFIANZA, ESPERANZA








martes, 14 de abril de 2020

Jesús resucita cada día

Esta es la propuesta de oraciones para cada mañana de esta semana especial por las circunstancias en las que vivimos desde hace un mes y porque como cristianos celebramos tras la Semana Santa la gran fiesta de la Resurrección.

MIÉRCOLES 15 DE ABRIL

Leemos el pasaje de los discípulos en Emaús
https://conferenciaepiscopal.es/biblia/lucas/#cap24

Hoy nos podemos preguntar solamente. ?Somos capaces de reconocer que Jesús está a nuestro lado? Nuestra familia nos acompaña en estos días y también familia y amigos desde la distancia. Dejemos que arda nuestro corazón al escucharles, verles y sentir que Dios habita en ellos y nos acompaña".
REALMENTE ERA VERDAD, COMO EN EMAÚS, JESÚS HA RESUCITADO.

JUEVES 16 DE ABRIL
Comenzamos el día a tope de alegría, la alegría de la Resurrección de Jesús. Esta canción la conectamos con la lectura de Emaús. ¡¡¡Vamos!!!
       



VIERNES 17 DE ABRIL
En el último mes Hijas de la Caridad y voluntarios han trabajado en los comedores sociales de la Casa de Caridad y de las Misioneras del Silencio dando diariamente comidas a casi 400 personas. En este vídeo nos cuentan que mucha gente ha colaborado y colabora cada día. Para los cristianos la Resurrección de Jesús es eso: personas que son presencia de Jesús, caminan a nuestro lado y como en Emaús hacen que nuestro corazón arda. Dice el Evangelio de Lucas  "Ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan".
Creemos que podréis abrir este vídeo


lunes, 13 de abril de 2020

Mensaje de Pascua de Resurreción 2020

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO                             Sábado Santo, 11 de abril de 2020

«Pasado el sábado» (Mt 28,1) las mujeres fueron al sepulcro. Este año percibimos más que nunca el sábado santo, el día del gran silencio. Nos vemos reflejados en los sentimientos de las mujeres durante aquel día. Como nosotros, tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido. Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el Maestro? Y después, la inquietud por el futuro, quedaba todo por reconstruir. La memoria herida, la esperanza sofocada. Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura.
Pero en esta situación las mujeres no se quedaron paralizadas, no cedieron a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encerraron en el pesimismo, no huyeron de la realidad. Realizaron algo sencillo y extraordinario: prepararon en sus casas los perfumes para el cuerpo de Jesús. No renunciaron al amor: la misericordia iluminó la oscuridad del corazón En el desafío del dolor, María confiaba en el Señor. Sin saberlo, esas mujeres preparaban en la oscuridad de aquel sábado el amanecer del «primer día de la semana», día que cambiaría la historia. Jesús, como semilla en la tierra, estaba por hacer germinar en el mundo una vida nueva; y las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza. Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración.
Al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro. Allí, el ángel les dijo: «Vosotras, no temáis [...]. No está aquí: ¡ha resucitado!» (vv. 5-6). Ante una tumba escucharon palabras de vida... Y después encontraron a Jesús, el autor de la esperanza, que confirmó el anuncio y les dijo: «No temáis» (v.
10). No temáis, no tengáis miedo: He aquí el anuncio de la esperanza, que es también para nosotros, hoy. Son las palabras que Dios nos repite en la noche que estamos atravesando. En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera. No. Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida.
El sepulcro es el lugar donde quien entra no sale. Jesús salió por nosotros, resucitó por nosotros, para llevar vida donde había muerte, para comenzar una nueva historia que había sido clausurada, tapándola con una piedra. Él, que quitó la roca de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que sellan el corazón. Por eso, no cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida.
Hermana, hermano, aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido. Ánimo: es una palabra que, en el Evangelio, está siempre en labios de Jesús. Una sola vez la  pronuncian otros, para decir a un necesitado: «Ánimo, levántate, que [Jesús] te llama» (Mc 10,49). Es Él, el Resucitado, el que nos levanta a nosotros que estamos necesitados. 
Este es el anuncio pascual; un anuncio de esperanza que tiene una segunda parte: el envío. «Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea» (Mt 28,10), dice Jesús. «Va por delante de vosotros a Galilea» (v. 7), dice el ángel. Es hermoso saber que camina delante de nosotros, que visitó nuestra vida y nuestra muerte para precedernos en Galilea; es decir, el lugar que para Él y para sus discípulos evocaba la vida cotidiana, la familia, el trabajo. Jesús desea que llevemos la esperanza allí, a la vida de cada día. Pero para los discípulos, Galilea era también el lugar de los recuerdos, sobre todo de la primera llamada. Volver a Galilea es acordarnos de que hemos sido amados y llamados por Dios. Cada uno de nosotros tiene su propia Galilea. Necesitamos retomar el camino, recordando que nacemos y renacemos de una llamada de amor gratuita, allí, en mi Galilea. Este es el punto de partida siempre, sobre todo en las crisis y en los tiempos de prueba. 
Galilea era la región más alejada de Jerusalén, el lugar donde se encontraban en ese momento. Y no sólo geográficamente: Galilea era el sitio más distante de la sacralidad de la Ciudad santa. Era una zona poblada por gentes distintas que practicaban varios cultos, era la «Galilea de los gentiles» (Mt 4,15). Jesús los envió allí, les pidió que comenzaran de nuevo desde allí. ¿Qué nos dice esto? Que el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos «el Verbo de la vida» (1 Jn 1,1), ¿quién lo hará? Llevemos el canto de la vida a cada Galilea, a cada región de esa humanidad a la que pertenecemos. 
Al final, las mujeres «abrazaron los pies» de Jesús (Mt 28,9), aquellos pies que habían hecho un largo camino para venir a nuestro encuentro, incluso entrando y saliendo del sepulcro. Abrazaron los pies que pisaron la muerte y abrieron el camino de la esperanza. Nosotros,  hoy nos aferramos a Ti, Jesús Resucitado. Le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida.

domingo, 5 de abril de 2020

¡Hoy es Domingo de Ramos!

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 6-11
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: Trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
—«¡viva el hijo de David!». «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».«¡Viva el Altísimo!».  
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada
—«¿Quién es este?».
La gente que venía con él  decía
—«Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea».
Palabra del señor.


Jesús sabía a qué se exponía insistía en el proyecto del reino de Dios. Era imposible buscar con tanta radicalidad una vida digna para los «pobres» y los «pecadores», sin provocar la reacción de aquellos a los que no interesaba cambio alguno.

Jesús no busca la crucifixión. Toda su vida se había dedicado a combatirel sufrimiento allí donde lo encontraba por eso no corre ahora tras la muerte, pero tampoco se echa atrás.

Seguirá acogiendo a pecadores y excluidos aunque su actuación irrite en el templo. Si terminan condenándolo, morirá también como un delincuente y excluido, pero su muerte confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no excluye a nadie de su perdón.

Seguirá anunciando el amor de Dios a los últimos, identificándose con los más pobres y despreciados del imperio, por mucho que moleste en los ambientes cercanos al gobernador romano.

Seguirá ofreciendo «salvación»: dará «acogida» a los excluidos por la sociedad y la religión; regalará el «perdón» de Dios a pecadores y gentes perdidas. Esta actitud salvadora que inspira su vida entera, inspirará también su muerte.

En su crucifixión vemos el servicio último de Jesús al proyecto del Padre, y el gesto de Dios entregando a su Hijo por amor a la humanidad entera.

José Antonio Pagola

miércoles, 1 de abril de 2020

El PERDÓN en este curso especial

La Cuaresma es una oportunidad para mirarnos el corazón y nuestra vida. Da fuerzas para redirigir, seleccionar, decidirse y cambiar para ser libres. Buscamos ser conscientes de nuestra vida para aprender a llevar la dirección correcta. La Cuaresma es tiempo para dejarnos mirar por Dios, para descubrirle en cada persona y aprender a mirar como Dios mira.

En estos días en los que hemos puesto distancia obligada con nuestra VIDA real podemos aprovechar esta oportunidad para ver en nuestro interior. En el colegio al finalizar cada Cuaresma celebramos el PERDÓN, anotamos con un papel y un boli las actitudes que deseamos dejar de lado y hacemos compromisos para un cambio que permitirá una vida más feliz para nosotros y para nuestro entorno. Y es que Dios no quiere castigarnos, porque es nuestro PADRE BUENO. Desea que seamos felices viviendo desde su AMOR.

Este curso no será posible celebrar el sacramento del PERDÓN pero si hacemos este ejercicio al que se nos invita, con compromiso de cambio desde el corazón, podremos estar seguros de que nuestro Padre lo recibe, nos perdona y abraza.