Objetivo Plan Marco

Queremos anunciar, de modo renovado, la novedad transformadora de la Buena Noticia de Jesús a toda la comunidad educativa, desde el carisma vicenciano, como proyecto de vida personal y comunitario, y como un compromiso por la justicia y con los más pobres.




jueves, 14 de febrero de 2013

Renuévate, Recíclate, Renace... ¡VIVE!


La Cuaresma es uno de los tiempos en que más urgentemente somos invitados a confrontar día tras día nuestra vida con la Palabra de Dios, para renovarnos, reciclarnos y renacer cara a la Pascua. La Cuaresma exige reconocernos en el camino que conduce a la VIDA con mayúsculas y, al mismo tiempo, confesarnos necesitados de renovación, reciclaje y conversión constantes, de ahondar en las huellas de Aquél que dio su vida por amor. La Cuaresma, como dice un canto popular, nos descubre “caminantes, peregrinos… que vamos hacia él” y nos exhorta a examinar con realismo y gratuidad nuestra ruta, nuestros pasos… nuestro cuaderno de Bitácora como discípulos, en camino, hacia el Resucitado.

Queremos abordar y trabajar este tiempo, dentro del marco pastoral en el que estamos trabajando este año en torno a la VIDA, desde la dinámica de lo gratuito y del agradecimiento: estamos en camino porque Dios Padre nos quiere en camino y nos deja huellas significativas trazadas por Él en la persona y vida de tantos otros creyentes de todos los tiempos.

Queremos dedicar tiempos específicos para ver qué necesitamos renovar en nosotros mismos, en nuestro entorno, en nuestras relaciones, en nuestros afectos, en nuestras luchas internas y en nuestros proyectos. También sería bueno tener tiempos y espacios para reciclarnos, para convertirnos de corazón, para pasar página y cambiar algunas cosas que, en nosotros fundamentalmente, y con los otros necesitan un cambio de dirección, de perspectiva, de orientación. Por último, en este camino hacia la Pascua, hacia la VIDA se nos pide este año renacer, volver a empezar, redescubrir experiencias, apuestas, opciones y acciones que quizás el tiempo y la rutina han enterrado pero que necesitamos des-velar para que nuestro corazón siga teniendo razones para esperar y para creer, para creer y confiar, para confiar y apostar nuevamente por todo aquello que conduce a la VIDA.

Cada uno de nosotros ha de ponerse frente a la Palabra, frente al Dios de la VIDA y frente a sí mismo, para escuchar y decirnos: ¡Renuévate, recíclate, renace… ¡VIVE!

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