La Cuaresma es uno de los tiempos en que más urgentemente somos invitados a confrontar día tras día nuestra vida con la Palabra de Dios, para renovarnos, reciclarnos y renacer cara a la Pascua. La Cuaresma exige reconocernos en el camino que conduce a la VIDA con mayúsculas y, al mismo tiempo, confesarnos necesitados de renovación, reciclaje y conversión constantes, de ahondar en las huellas de Aquél que dio su vida por amor. La Cuaresma, como dice un canto popular, nos descubre “caminantes, peregrinos… que vamos hacia él” y nos exhorta a examinar con realismo y gratuidad nuestra ruta, nuestros pasos… nuestro cuaderno de Bitácora como discípulos, en camino, hacia el Resucitado.
Queremos abordar y trabajar este tiempo, dentro del marco pastoral en
el que estamos trabajando este año en torno a la VIDA, desde la dinámica de lo gratuito
y del agradecimiento: estamos en camino porque Dios Padre nos quiere en camino
y nos deja huellas significativas trazadas por Él en la persona y vida de
tantos otros creyentes de todos los tiempos.
Queremos dedicar tiempos específicos para ver qué necesitamos renovar
en nosotros mismos, en nuestro entorno, en nuestras relaciones, en nuestros
afectos, en nuestras luchas internas y en nuestros proyectos. También sería
bueno tener tiempos y espacios para reciclarnos, para convertirnos de corazón, para
pasar página y cambiar algunas cosas que, en nosotros fundamentalmente, y con
los otros necesitan un cambio de dirección, de perspectiva, de orientación. Por
último, en este camino hacia la Pascua, hacia la VIDA se nos pide este año
renacer, volver a empezar, redescubrir experiencias, apuestas, opciones y
acciones que quizás el tiempo y la rutina han enterrado pero que necesitamos
des-velar para que nuestro corazón siga teniendo razones para esperar y para
creer, para creer y confiar, para confiar y apostar nuevamente por todo aquello
que conduce a la VIDA.
Cada uno de nosotros ha de ponerse frente a la Palabra, frente al Dios
de la VIDA y frente a sí mismo, para escuchar y decirnos: ¡Renuévate, recíclate, renace… ¡VIVE!
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