El lema está tomado del Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones. Sus palabras nacen de la afirmación evangélica: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Es expresión de cómo la Iglesia asume la misión que el Padre encomendó a su Hijo al enviarlo al mundo. De la misma manera, Jesús envía a su Iglesia y a cada uno de los bautizados.
Es un envío que implica:
- Todos: todos los bautizados y las comunidades cristianas están llamados a vivir la misión salvadora de Dios.
- Todo: esta misión está destinada a todo y a todos, especialmente a los que aún no le conocen y a aquellos que se han alejado de la fe.
- Siempre: la misión afecta a toda la humanidad y a todas sus dimensiones; no está limitada por tiempo ni por espacio... hasta la plenitud de los tiempos.
Sobre el fondo del mundo, aparece silueteado el mapa de España, donde los rostros de misioneros y misioneras evocan a tantos hermanos nuestros que han sido enviados por las diócesis de España para anunciar el Evangelio por toda la Tierra.
La referencia a los cinco continentes sugiere el destino de cada envío. La Iglesia, en nombre de Jesús, manda a cada misionero y misionera a un lugar donde la Palabra de Dios apenas es conocida y donde el Reino de Dios aún está en sus comienzos.
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