Padre bueno y misericordioso,
te damos gracias por los misioneros y misioneras
y te pedimos que nos enseñes a ser como ellos.
Ayúdanos a vencer la comodidad y el miedo,
a salir al encuentro de quienes más nos necesitan,
a cuidar de los que están solos o tristes,
a hablarles de Ti con alegría.
Padre Dios,
enséñanos a ser pequeños misioneros
que hacen sentir a los demás tu misericordia.
Padre bueno,
Dios rico en misericordia,
concédenos la gracia de seguir el camino
de los misioneros y misioneras.
Ellos nos enseñan a ser Iglesia "en salida",
a vencer la comodidad y el miedo,
a tomar la iniciativa, movidos por el Espíritu;
a salir al encuentro del otro
para mostrarle
esa infinita misericordia de tu corazón
que ellos mismos han conocido.
Entregados a Ti en el servicio a los pobres,
muestran las puertas siempre abiertas de la Iglesia:
el lugar de la misericordia gratuita,
donde cada persona puede sentirse acogida,
amada,
alegre por el perdón
y alentada a vivir
según la vida buena del Evangelio.
Señor, que aprendamos de estos hermanos nuestros
a ser "discípulos misioneros",
testigos convincentes de tu misericordia.
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